
La pintura muestra a Venus descansando contenta, mientras Marte duerme.
La historia mitológica cuenta que Venus resultaba la diosa del amor y la belleza. Por medio de sus encantos atraía múltiples pretendientes, tanto dioses como mortales. Se encontraba casada con Vulcano, dios del fuego. Sin embargo, su verdadero amor resultaba Marte, dios de la guerra. Durante muchos años, ambos concibieron su amor en secreto, escapándose de la vida tangible que los envolvía.
Remontándonos al universo, Venus y Marte se proyectan ambos como planetas dentro del sistema solar, a veces más unidos, otras más alejados… pero siempre presentes ante la vista nuestra.
Vulcano tarde o temprano descubriría el amor entre estos dioses. Por este motivo, Marte- Venus huirían nuevamente dispersando su amor en el cielo. La salida del mundo terrenal al mismísimo universo los convertiría en una simbiosis eterna.
Pasando en limpio las páginas, la historia vuelve a lo concreto 5 años atrás cuando un niño inglés se encuentra con una pequeña muchacha. Martín, su significado, relativo al dios Marte. El hombre alto viajaba constantemente en una odisea casi interminable desde el sur provinciano al centro de la capital federal para visitar a su novia, Lucía. Entre tantos viajes, (inclusive al exterior de la provincia) el muchacho decide contarle a la niña el significado de su nombre. En ese preciso momento, dice llamarla Venus, incitando a la historia mito/planetaria. Las distancias se vuelven nulas en la relación a partir de ese instante. Separados por río, carreteras, cuadras, inclusive por tiempos, rutinas, desgaste, ambos se sentirían aliviados pensando que podrían encontrar al otro en ese universo fantástico mirando simplemente un poco más arriba de lo usual.
Así, al pasar el tiempo, cada uno de ellos observaría las estrellas y el cielo cuando sintiera la ausencia del otro, buscando a marte o venus para sentirse correspondiendo. A veces los mismos planetas se encontraban mas cercanos, otras más alejados. Marte siempre decía que la unión/desunión entre éstos refería a los sentimientos del otro: cuanto más próximos se encontraban, implicaba que más aún se pensaban el uno al otro.
En un determinado momento las cuerdas comenzaron a danzar en un sinfín imposible de detener su curso.. Venus aclamó “crearé cuántos mundos se requieran para remar contra la corriente. El encuentro será infinito, y el sueño interminable”. Tiempos, distancias… cualquiera fuere la intención de Venus, carecían de cuento planetario o mitologico que los una.
Y así, actualmente, si bien sus caminos y construcciones se tornaron diferentes, esa fuerza le permitió a la muchacha percibirse muy latente en el espacio… De esta forma, sus queridos toman conciencia que encontrándose cercanos, alejados o aledaños de ella… guiando la vista en un ángulo hacia arriba, podrán encontrar a la mismísima Venus, observándolos y cuidándolos tanto en el mundo terrenal como onírico..